Un golpe de Estado por episodios

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¿Qué es el Estado? Según Hans Kelsen el Estado es una ficción, no existe; lo que existe es el derecho. El Estado es una identidad con el conjunto de normas de una sociedad determinada, es la totalidad del sistema jurídico. Ese sistema está regido por la Constitución.

De esta forma surge también lo que conocemos como el Estado de derecho, que es la voluntad de los integrantes de una sociedad (que incluye a las personas morales y sus representantes) de regir sus actos y conductas con apego a las normas jurídicas vigentes. Cumplir la ley.

Vivir en un Estado de derecho supone la aceptación, cumplimiento y respeto estricto de la ley, tanto por los individuos como las autoridades que conforman la colectividad o nación.

Durante las últimas semanas Andrés Manuel López Obrador ha venido acusando, con insistencia, que “se está fraguando un golpe de Estado”. Lo ha mencionado 172 veces y ha señalado en especial al Poder Judicial y al Tribunal Electoral.

Un golpe de Estado es la toma y sustitución del Gobierno y de los poderes del Estado ya sea por un grupo militar, una formación política, el Congreso o también desde el propio Gobierno para perpetuarse en el poder, o interfiriendo en las elecciones del relevo del Poder Ejecutivo.

En los últimos 100 años ningún Presidente había cuestionado públicamente la vigencia de la ley y del Estado de derecho, la legalidad y legitimidad de la división de poderes. Ninguno había pedido la desaparición del Poder Judicial.

Desde el inicio de su Gobierno, AMLO ha puesto en marcha un proyecto que ya había definido desde muchos años antes: la demolición del Estado mexicano y la aniquilación total de las instituciones del Estado.

AMLO ha anunciado la imposición y permanencia de “su movimiento y su partido”: La 4T y Morena. Este es, en los hechos, un golpe de Estado por episodios. En cada episodio identifica al enemigo al que hay que aniquilar.

Inició con la polarización de los mexicanos dividiendo al país en dos extremos: el pueblo bueno que son aquellos que apoyan a AMLO incondicionalmente, muchos otros que tienen que obedecerlo para no perder los apoyos y becas que reciben para sobrevivir. En el otro extremo están los conservadores: las clases medias urbanas, los profesionistas, los intelectuales, los empresarios y cualquier persona que no siga su ideología.

A la par, López Obrador empezó a desmantelar y atacar a todas las instituciones del Estado y los programas que supusieran un obstáculo para su proyecto y poder casi absoluto: desaparecieron instituciones o recursos para la educación, turismo, combate al crimen, ecología y medio ambiente, migrantes y refugiados, agua, salud, democracia, transparencia, etcétera. Hay que eliminar todo lo que venga de los conservadores. Todo.

AMLO impuso, sin ninguna consulta, sus proyectos personales: el AIFA, el Tren Maya y la refinería Dos Bocas, y destruyó un buen sistema de salud, para que al final, su megafarmacia no pueda surtir ni aspirinas.

Hoy el Estado mexicano no puede proveernos ni de seguridad personal ni patrimonial y la lucha desde Palacio por destruir al Poder Judicial tiene a los ciudadanos viviendo en el miedo y en el caos.

Este es el verdadero golpe de Estado, que sucede día a día desde hace casi seis años; silenciando a los periodistas opositores, acorralando a los empresarios, amenazando a sus adversarios políticos, difamando a sus enemigos, repartiendo abrazos a los grupos criminales.

El límite para detener este golpe de Estado es el 2 de junio, tu arma es tu voto. Al votar defendemos al Poder Legislativo y Judicial. Son los garantes de nuestra libertad.

 

   @Pancho_Graue

   fgraue@gmail.com

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